Es posible manejar de una manera
adecuada el estrés para reducir y mitigar su impacto sobre nuestra salud. ¿Cómo? Por un lado, actuando sobre su
causa, y por otro, aumentando nuestra resistencia ante él, mediante
herramientas que nos ayuden a aceptar esas circunstancias y mejorar nuestra
conducta ante ellas, y con la incorporación de hábitos de vida saludables.
1. Tratamiento psicológico, que
se puede abordar desde el punto de vista corporal, cognitivo y del
comportamiento:
Técnicas corporales para la
reducción de la actividad fisiológica: es posible aprender a reducir la
sobreactivación del organismo mediante el control de las propias reacciones
corporales. Para ello, se emplean técnicas como la relajación muscular
progresiva, el control de la respiración, la relajación mediante sonidos o la
imaginación.
Técnicas cognitivas: consisten en
modificar los pensamientos, sustituyendo los negativos y exagerados por otros
más positivos y realistas.
Técnicas conductuales: su fin es
modificar los comportamientos de la persona afectada, con el fin de que aprenda
a comprender las situaciones de estrés.
Medidas higiénico-dietéticas:
como llevar una dieta variada y equilibrada, dedicar tiempo a las relaciones
sociales y al descanso y practicar ejercicio.
Tratamiento farmacológico:
consiste en la prescripción de medicamentos como ansiolíticos –que eliminan la
ansiedad–, antidepresivos -que tratan de suprimir los síntomas físicos y
mentales provocados por el estrés-, o somníferos -para facilitar la
conciliación del sueño y el descanso-.
2. Técnicas de autocontrol del
estrés:
Relajación: permite la
desactivación fisiológica del organismo, al tiempo que activa áreas del cerebro
relacionadas con la atención y la resistencia al estrés.
Meditación y mindfulness: está
demostrado que la meditación practicada de manera regular reduce el cortisol y
la actividad del sistema nervioso simpático.
Yoga, tai chi y pilates:
contribuyen a restablecer y mantener el equilibrio físico y psicológico.
Musicoterapia: la música también
puede ser una herramienta frente a las situaciones de estrés. Mejor de ritmo
lento y pausado, sin timbres agudos y sin que evoque recuerdos negativos.
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