EL ACOSO LABORAL SE DETIENE EN EL COLEGIO
La mayoría de los niños acosados en el colegio serán acosados en el
trabajo, según recientes estudios se vincula el Buylling y el Mobbing, hasta 45 años después del primer acoso
El acoso escolar frecuente se ha asociado con un mayor riesgo de depresión
y trastornos de ansiedad a los 45 años.
Acoso escolar: ¿son los niños crueles o somos los
adultos culpables?
Según un estudio británico, el bullying en la infancia se asocia a una mala
salud mental y física en la edad adulta, así como a la falta de relaciones
sociales, dificultades económicas, mala calidad de vida percibida y pobre
funcionamiento cognitivo a los 50 años. Los niños objeto de acoso escolar y
especialmente lo que son acosados con frecuencia o son acosadores, siguen
estando estando en riesgo social, de salud y económico casi 40 años después de
la exposición.
Existe un vínculo entre las experiencia de acoso escolar y las posteriores
experiencias de acoso en el trabajo, que se puede explicar por algunas
características del comportamiento personal que se pueden poner a algunos
individuos en riesgo de convertirse en el objetivo de los acosadores.
Viendo la prevalencia en el tiempo de la patología de la persona que lo
sufre y a su gravedad para los que lo sufren, puede ser considerado un problema
de Salud Pública. Celso Arango, Jefe del Servicio de Psiquiatría del Niño y el
Adolescente Hospital General Universitario Gregorio Marañón IiSGM, CIBERSAM,
durante el XVIII Seminario Lundbeck celebrado en Ibiza el pasado viernes
reclama un Plan Nacional de Prevención del Acoso Escolar.
«Se convertido en un problema Salud Pública y urge un
Plan Nacional contra el acoso escolar, en todas sus formas, incluyendo el
ciber-acoso. Es urgente la creación de una unidad psiquiátrica especifica para
adolescentes»
Otra explicación que vincula las dos patologías es que tales experiencias
traumáticas pueden fomentar el desarrollo de síntomas de depresión que a su vez
puede provocar reacciones negativas de otros y por lo tanto, poner a las
personas en riesgo de un nuevo acoso en la edad adulta. «Es un círculo vicioso.
El factor fundamental que más aumenta el riesgo de ser acosado es el hecho de ser
diferente al resto -comportamiento, conducta...- y padecer depresión, por
ejemplo, hace a la persona más vulnerable al acoso y el acoso, a su vez,
aumenta el riesgo de depresión y sus complicaciones, la más grave, el suicidio,
puntualiza Rosa Gutiérrez Labrador jefa del Servicio de Salud Mental del
Hospital Infanta Leonor de Alcobendas (Madrid).
Por tanto, es fundamental realizar un abordaje preventivo en los sistemas
educativos, que apueste por el respeto a la diversidad, ayuda entre pares e
incluir contenido docente centrado en un aprendizaje emocional que incluya
aspectos fundamentales sobre la salud mental, sus riesgos y factores
protectores. Es muy educativo explicar en los colegios qué es (y que no es) la
depresión y por qué se padece y cómo se puede ayudar a quién la tiene», matiza
el Dr. Arango.
Ciclo del
Bullying - Arango
La prevalencia del acoso escolar en niños que cenan con sus padres
disminuye llamativamente, según numerosos estudios. El Hospital Gregorio
Marañón ha promovido con la Universidad Complutense de Madrid, la herramienta
de medición de grado de acoso infantil SOCIESCUELA.
«No se pueden considerar todavía "cosas de niños que siempre
hubo" cuando pueden llevar a los niños a la depresión vital e incluso al
suicidio. Un niño vive magnificados los sentimientos de rechazo y no tienen
herramientas para gestionar ese rechazo»
Bullying-Mobbing-Depresión
Parece existir un vínculo entre las experiencias de acoso escolar y las
posteriores experiencias de acoso en el trabajo20. «El bullying escolar
condiciona en la víctima, por un lado, una especial vulnerabilidad ante
conductas de maltrato, de forma que existe evidencia científica de que el
maltrato de cualquier tipo en la infancia condiciona una mayor frecuencia de
patología psiquiátrica».
Por otra parte, la víctima de bullying escolar presenta una indefensión
aprendida, que hace que sea incapaz de hacer frente al maltrato psicológico,
aceptándolo en un alto porcentaje de los casos como una actitud normal hacia
ella», explica Rosa Gutiérrez.
«El bullying escolar condiciona en la víctima, por un lado, una especial
vulnerabilidad ante conductas de maltrato, de forma que existe evidencia
científica de que el maltrato de cualquier tipo en la infancia condiciona una
mayor frecuencia de patología psiquiátrica»
Para Arango, «hay estudios longitudinales que ponen de manifiesto que el
riesgo de acoso se mantiene a lo largo de la vida por el hecho de ser distinto,
personas con menos empatía, trastornos del espectro autista, cuadros depresivos
crónicos, por ejemplo, constituyen un perfil de riesgo que les hace más
vulnerables al acoso tanto de niños como de adultos».
Además, el hallazgo de que los síntomas de depresión median el vínculo
entre el acoso escolar y el posterior acoso laboral va en línea con otras
investigaciones que muestran que los síntomas de depresión son tanto un
resultado como un factor predictivo del acoso entre compañeros.
Es urgente concienciar a colegios y familias de la gravedad y
generalización social del problema. y concienciar a los niños de que no es una
situación normal ni habitual.
Según se desprende el estudio realizado en Quebec durante 10 años, que hizo
un seguimiento a niños y niñas desde los 12 hasta los 22 años, se observa un
efecto directo del acoso escolar entre compañeros a los 13-17 años de edad y el
acoso en el lugar de trabajo a los 22. En concreto, el acoso escolar entre los
13 y 17 años predijo un aumento de los síntomas de depresión a la edad de 19-20
años. A su vez, el aumento de los síntomas de depresión entre los 19 y 20 años
predijo ser objeto de acoso laboral a los 22 años.
«El aumento de los síntomas de depresión entre los 19
y 20 años predijo ser objeto de acoso laboral a los 22 años»
En otro estudio transversal de más de 5.000 adultos de mediana edad, en el
que se evaluaron los recuerdos de experiencias de acoso escolar en la escuela
junto con informes de acoso en el lugar de trabajo durante los últimos 6 meses
y los últimos 5 años, aquellos que dijeron haber sido acosados en la escuela
tenían casi un 30% más de probabilidades de declarar que habían sido acosados
en el lugar de trabajo en los últimos 6 meses o en los últimos 5 años.
El acoso escolar afecta ligeramente más a los hombres, con agresiones
físicas y menos a las mujeres, mientras que el acoso femenino se basa más en la
marginación y en el aislamiento a la víctima. Las víctimas suele ser elegidas
por su diferencia, ya sea de física, capacidades o comportamientos.
El acoso escolar se considera una agresión repetitiva e intencional donde
existe un desequilibrio de poder e intencionalidad de hacer daño. El acosado y
el acosador no son amigos, mientras que en el Ciberacoso que se da más en la
mujeres si que hay amistad previa.
La edad media de inicio del acoso son los 9,8 años (inicio de la
adolescencia) y la edad media del acosado es de 10,2 años. El tiempo que
transcurre entre el inicio y la petición de ayuda es de 13 meses. La duración
media del acoso suele ser de 12 meses. Una tercera parte de las víctimas no le
dice a los sus padres que lo sufren y los profesores no se enteran.
«Es fundamental ante la primera sospecha poner en marcha el protocolo de
detención de acoso laboral. El mediador ayudará a las partes a reconocer el
problema e intentar solucionarlo»
Acoso laboral y depresión
Según la OMS el Mobbing se define como comportamiento repetitivo y
mantenido en el tiempo, a través de intentos vengativos, crueles o maliciosos
de humillar o socavar a una persona o grupo de empleados. La prevalencia del
acoso laboral se estima entre un 2% y un 15%. Existe un acoso laboral
específico por maternidad (curiosamente como la baja de maternidad). Es
habitual que el acosador laboral haya sufrido acoso escolar y cuando llega a
posiciones de poder, abuse de él.
Al igual que sucede en el bullying, la relación entre mobbing y depresión
también es bidireccional. En el proceso del acoso laboral puede incluir
características de un círculo en el que los problemas de salud mental son el
resultado del acoso y aumentan, así mismo, la susceptibilidad al acoso.
La señalización cerebral por actos de acoso laboral o acoso escolar se
muestra neurológicamente de la misma manera que el impacto en el cerebro por
dolor fisico
«La prevalencia de acoso laboral en los distintos estudios oscila en torno
al 14%. En todos los estudios se encuentra una relación positiva entre el acoso
y la depresión, considerándose la depresión junto con la ansiedad como uno de
los síntomas más prevalentes en las primeras etapas en las que el trabajador
está siendo víctima de acoso laboral» afirma Rosa Gutiérrez Labrador.
La exposición al mobbing puede tener efectos a largo plazo en la salud
mental hasta 5 años después de la exposición, entre ellos, síntomas depresivos,
depresión, trastornos de ansiedad, síntomas somáticos persistentes e ideación
suicida.
El coste anual de la depresión en la Unión Europea se sitúa en 92.000
millones de euros debido, fundamentalmente, a la pérdida de productividad de
los trabajadores. Aproximadamente, el 80% de la pérdida de productividad debida
a la depresión puede atribuirse a una inadecuada capacidad en la ejecución de
las tareas más que a la ausencia del puesto de trabajo.
En este sentido, se ha infravalorado la importancia de los síntomas
cognitivos en la depresión, uno de los síntomas residuales más prevalentes que
persisten tras la mejoría, pero siguen limitando la actividad habitual del
paciente: dificultades de atención y concentración, de memoria, de toma de
decisiones y planificación, de agudeza mental y velocidad de pensamiento.
«Las empresas tienen aquí la posibilidad de contribuir a disminuir el
sufrimiento del paciente y favorecer una recuperación funcional más rápida
disminuyendo el absentismo laboral».
Según la Dra. Gutiérrez, «los médicos de empresa tienen aquí un importante
papel. En primer lugar por sus posibilidades de prevención, aspirando a
potenciar la resiliencia de los trabajadores en Salud Mental, desde un abordaje
integral de los aspectos físicos, psicológicos y sociales.
En segundo lugar, con una detección precoz de la depresión que permita una mejor evolución
con menor duración del episodio depresivo y una recuperación completa. Las
empresas tienen aquí la posibilidad de contribuir a disminuir el sufrimiento
del paciente y favorecer una recuperación funcional más rápida disminuyendo el
absentismo laboral.
Por último, pueden apoyar al paciente depresivo tras su reincorporación
laboral. En este sentido, detectar el mantenimiento de síntomas residuales
depresivos, que se mantienen tras la mejoría inicial y que a menudo no son
valorados o pasan desapercibidos, como los síntomas cognitivos de la depresión,
es importantísimo».
«Es importante que los niños sean empáticos con el sufrimiento de los otros
y piensen que pasaría si su hermano pequeño fuera la víctima, que no se mire
hacia otro lado»
Abordar correctamente la depresión y facilitar la reinserción laboral
redunda en la productividad empresarial. Y es que los costes de tratar la
depresión son mucho menores que las consecuencias de no hacerlo.
Como recuerda la Dra. Gutiérrez Labrador, «el objetivo terapéutico de la depresión, en la
actualidad, solo puede ser la remisión completa, incluyendo los síntomas
cognitivos del trastorno depresivo que son de gran importancia para que el
paciente consiga recuperar su funcionalidad y su calidad de vida, solo así
evitaremos el presentismo y el estigma que va asociado a él. La mejora de la
colaboración entre los servicios de psiquiatría y los de medicina del trabajo
se hace en este sentido imprescindible». Sonia Mencía@abc_saludIbizaActualizado:28/05/2019
13:58h