El estrés puede ser descrito como
una situación de sobrecarga o de presión que afecta a una persona y que
depende tanto de las demandas de la
situación, como de los recursos de la persona para afrontarla.
Así, se trata de un sentimiento
de tensión física o emocional que se produce de manera automática y natural
ante situaciones o pensamientos que nos resultan amenazadores, frustrantes o
desafiantes.
Un nivel moderado de estrés es
normal, ya que el ser humano debe ser capaz de adaptarse a múltiples
situaciones. Por ejemplo, frente a una situación peligrosa, es positivo que la
persona se ponga en alerta, para poder reaccionar de manera adecuada. Sin
embargo, durante este proceso de adaptación, puede ocurrir que la persona no
disponga de suficientes recursos para resolver el desafío al que se enfrenta, y
la situación le supere, generando niveles de estrés excesivamente altos que
pueden desembocar en distintos síntomas o consecuencias perjudiciales.
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