MÉDICOS O BARBEROS
Cuando apenas existían
conocimientos médicos, los médicos podían ejercer de todo porque realmente no
sabían casi nada. Así se muestra en la película Restauración (1995). Ambientada
en el siglo XVII, el Dr. Robert Marivent (Robert Downey Jr.) además de médico
hace hasta de veterinario. Durante siglos los médicos hemos vagado perdidos
entre los pacientes. Parecía que sabíamos y no era así. ¿O es que sabían cosas
que no son científicas y que resultan igualmente importantes para nuestra
profesión? Como somos enanos a hombros de gigantes, no debemos despreciar a
todos los médicos, cirujanos y barberos que nos han precedido.
El best-seller El médico sitúa su trama en la Inglaterra del
siglo XI, época en la que se practicaba una medicina poco científica, sin
apenas variaciones respecto a la antigüedad. Las autoridades continuaban siendo
Hipócrates (siglo V a.c.) y Galeno (siglo II d.c.), con su teoría
fisiopatológica de los humores: el cuerpo está constituido por cuatro humores,
sanguíneo, colérico, flemático y melancólico; y tres fluidos: sangre arterial,
venosa y fluido venoso; las enfermedades se deben a desarreglos entre los
humores. Con el añadido de que en la Edad Media el poder de la Iglesia era
mayor y que el ocultismo, la “magia negra”, proliferó por toda Europa, por lo
que la medicina estaba teñida de religión y superstición. En El médico el
huérfano Robert Cole sigue los pasos de un cirujano-barbero sin formación
médica que le enseña algunos trucos y curas. Robert le ayuda a cambio de
alojamiento y comida. Quiere encontrar el remedio para un mal muy extendido en
la época y que causó la muerte de su madre: la “enfermedad del costado”, que no
es otra cosa que la apendicitis. Ejercen la medicina como nómadas en una
carreta, viajando de pueblo en pueblo en busca de enfermos. Cuando su maestro
padece cataratas y un médico judío se las corrige, Robert se da cuenta de que
es posible ejercer la medicina de otra forma. Decide marcharse con el médico
judío a Isfahán, en Persia, donde enseña medicina el gran Avicena
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