viernes, 30 de agosto de 2019

 La Ley General de Educación y Financiamiento de la Reforma Educativa

    Una vez difundido por todo el país el Libro Blanco y recibidas las críticas, se presenta al Gobierno y a las Cortes en forma de proyecto de ley y fue nuevamente combatido. Ahora lo hacen los sectores más conservadores: obispos y representantes de las élites y de la enseñanza privada que ponen de relieve la imposibilidad de financiación pese a la partida otorgada en el II Plan de Desarrollo y al crédito del Banco Nacional para levantar nuevos edificios escolares.

    Finalmente se aprobó con el nombre de Ley General de Educación y Financiamiento de la Reforma Educativa el 4 de agosto de 1970 bajo la responsabilidad del ministro José Luis Villar Palasí, nacida del estudios de las necesidades de la sociedad española de ese momento y su intento de desarrollo mediante la educación. Pretende por tanto la modernización de todo el sistema, planteando algunos principios básicos: dándole más flexibilidad y unidad e igualando las oportunidades, contribuir de manera más intensa en el progreso científico y técnico y preparando a la persona para las nuevas exigencias de una sociedad más justa, la gratuidad y obligatoriedad con una ideología franquista; añadir la FP a la general… novedades que encontrarían dificultades económicas en la práctica.

    La evaluación del alumno pasa a ser continua al igual que la promoción, la tutoría y la orientación. Una vez acabado el parvulario en el que se ingresa con cuatro años, se pasa a la etapa de EGB con una duración de ocho años y finalizando el período de educación obligatoria se integran los títulos de Bachiller Elemental y la Enseñanza Primaria. A los catorce se puede elegir entre el Bachillerato Unificado Polivalente (BUP), COU y Universidad o bien a la Formación Profesional. A los dieciséis años se puede ingresar en el mundo laboral.
    Dada la falta de recursos económicos se hace aconsejable subvencionar a muchos centros privados para que la educación resultara gratuita a muchas familias. Había por tanto tres tipos de centros: Los públicos, los privados (casi siempre en manos de la Iglesia) y los concertados.

    Los parvularios darían una educación integral aunque no era obligatoria, sí gratuita. En estos centros se trabajaba de forma globalizada.

    En la EGB se continúa con el desarrollo integral de los niños adaptándose a sus capacidades, igual para todos pero se pasa a trabajar por áreas de conocimiento. Para que loa niños de zonas rurales reciban mejor educación que la que se daba en las escuelas unitarias del pueblo, se les traslada al colegio comarcal más cercano o vivirían internos en las Escuela-Hogar.

    Los estudios básicos se continúan con el BUP, de tres años de duración y configurado con materias comunes, optativas y técnico-profesionales y de libre elección por el estudiante. Se impone pruebas de recuperación para quien no superara alguna materia y la repetición de curso para quien suspendiera más de dos materias. Los que quisieran continuar con los estudios universitarios tendrían que aprobar el curso preuniversitario COU y a partir de ahí ingresar en la universidad superando las pruebas de selección de la universidad: La Selectividad.

    Los estudiantes que no quisieran seguir la vía universitaria se cualificaban como trabajadores manuales en los centros de Formación Profesional de primer grado donde continuaban su formación integral. Desde un principio la FP nació desprestigiada y a ella accedían los estudiantes menos brillantes. Para acceder a ella se pedía el Certificado de Escolaridad, ni siquiera el Graduado Escolar que significaba haber superado los ocho cursos de la EGB.

    Uno de los puntos débiles era que los que no quisieran seguir su formación a partir de los catorce años, tenían, hasta los dieciséis dos años de descanso, sin existir para ellos oferta alguna.

    Para los alumnos deficientes e inadaptados -llamados subnormales- se establecía su integración en centros de Educación Especial donde recibían el tratamiento adecuado para hacerles conseguir la máxima autonomía posible y ser útiles a la sociedad.  Los pertenecientes a las clases pudientes recibían atenciones educativas por vías distintas a los de colectivos más privados económicamente. Muchos de ellos recibieron becas.

    También se presta atención a los superdotados, objeto de intervenciones individualizadas que desarrollaran al máximo sus capacidades, aunque a veces no hubo recursos para ello.

    Cada nivel educativo tenía un centro específico bajo la responsabilidad de un director ayudado por el Claustro y por un Consejo asesor que representaba a los padres y debía ser escuchado antes de tomar decisiones, introduciendo así cierto grado de participación y dando un toque predemocrático. Los centros de FP a demás amplían esta asesoría con elementos procedentes de la Organización Sindical del ámbito empresarial y de las corporaciones locales.

    Al alumno se le reconocen ciertos derechos a cambio de su deber de estudiar: elegir centro, recibir orientación, atención sanitaria y ayudas económicas en caso de necesidad.

    Villar Palasí también se encargó de la Universidad, poniendo muchos esfuerzos en ella y de acuerdo con el modelo de la de Navarra, por pertenecer ambos, según aseguran muchos, al Opus Dei. Se elabora un estatuto específico en cada universidad según sus peculiaridades, impulsando la autonomía de las mismas. Igualmente redefine los departamentos creados por Lora Tamayo. Se incorporan a la Universidad los estudios de Magisterio, de Arquitectura, de Ingeniería de Bellas Artes, de Periodismo, de Enfermería y los de el Instituto Nacional de Educación Física. Las Escuelas Técnicas Superiores y las de Grado Medio se convirtieron en Universidades Politécnicas en Madrid, Barcelona y Valencia. Así mismo indica la incorporación de los Conservatorios y las Escuelas de Arte Dramático.

    Se crean los Institutos de Ciencias de la Educación, ICEs para formar pedagógicamente a los docentes.  La Ley impulsa también los colegios Mayores.

    Propone la Educación Permanente de adultos  fomentada desde la Ley Moyano, abriendo las puertas a los estudios a quienes no pudieron hacerlo en su tiempo (excepto los universitarios) y para la actualización profesional.  Se proporcionaba el Certificado de Estudios Primarios.

    El resto de enseñanzas, por ejemplo las militares, pasan a llamarse enseñanzas especializadas, con una reglamentación específica. Se daba también la enseñanza libre, creando la modalidad de enseñanza a distancia para atender a los estudiantes de los niveles reglados: CENEAB (Centro de Educación Básica Nacional a Distancia) que atendía a EGB, el INBAD (Instituto Nacional de Educación a Distancia) encargado del nivel de BUP, y la UNED (Universidad Nacional de Educación a Distancia) encargada de los estudios superiores. Las enseñanzas se impartían a través de radio, TV, vídeos y audio y algunos textos elaborados. Años después fueron suprimidas, excepto la UNED.

    Este gobierno también se ocupó del control de la educación, cometido que deja en manos del Servicio de Inspección Técnica.

    Las medidas de financiación para la reforma fueron insuficientes y se critica la parte destinada a la enseñanza privada en régimen de concierto. Se observa un incremento de salario de los docentes de las etapas de EGB y FP para igualarlos a los de categorías semejantes y la construcción de edificios escolares. Tres años después se pide una reforma fiscal porque aún no era gratuito el BUP. Cabe destacar también la cuestión de las becas y otras ayudas a los más necesitados dentro del principio de igualdad de oportunidades.
    La Ley se completa con sucesivos Decretos y se mantiene en buena parte hasta 1990 fecha en que fue sustituida por la LOGSE que utiliza como guía la Constitución y la implantación de la democracia.

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