Rafael
Yuste: "Dentro de unas décadas podremos leer la mente humana"
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El
ser humano es un animal mental, el único animal mental. Y la mente está en el
cerebro. Todo
lo que somos, la esencia del individuo, lo que pensamos, lo que nos define como
personas, todo, está en el cerebro. Por eso dibujar el mapa de
los misterios del funcionamiento de este órgano no es lo mismo para la medicina
y la ética que saber cómo manipular un riñón o un corazón. Rafael Yuste
(Madrid, 1963) lo sabe. El edificio donde trabaja en la Universidad de
Columbia, en Nueva York, está junto al que vio nacer el proyecto Manhattan.
"Lo que más me estimula no es que mis colegas de Física hicieran la bomba
atómica, sino que ellos fueron los que iniciaron la regulación de la energía
atómica", cuenta.
Pero Yuste no sólo es el padre de la
idea que convenció a Barack Obama para invertir 6.000 millones de dólares en el
proyecto Brain para desvelar los secretos del cerebro humano, también está
siendo el primero en avisar de lo que está a la vuelta de la esquina: una nueva
bomba
atómica científica con la potencia suficiente como para manipular
pensamientos, dirigir sentimientos, adulterar recuerdos o falsear emociones.
Dedica casi la misma pasión a delimitar las fronteras éticas, que a investigar
las tecnologías que permitirán caminar por los polémicos caminos de la
manipulación del cerebro.
¿Qué
es el proyecto Brain?
Es desarrollar las técnicas, que no existen ahora, para
registrar la actividad completa del cerebro y poder manipularla de manera
precisa. Es un proyecto de desarrollo de técnicas. Un primer paso para poder
abordar el problema gordo de saber cómo funciona el cerebro.
¿Qué
se podrá hacer con él dentro de unas décadas?
Es muy simple. El cerebro genera la mente. Si entendemos el
cerebro, entendemos la mente. Si podemos leer la actividad del cerebro, podemos
leer la mente. Imagínate que podemos leer la mente y podemos manipular la
actividad del cerebro, entonces podemos manipular la mente. Esto es de regla de
tres, es de cajón. Antes o después podremos manipular la mente de las personas.
¿No
es aterrador?
Pero también lo puedes pensar desde el punto de vista
positivo. A un enfermo mental o con una enfermedad neurológica, podemos
arreglarle el problema. Si podemos detectar el problema en los circuitos
neuronales, verlo, entrar ahí y ajustarle los tornillos, igual podemos solucionar
el problema. Eso será posible. Y por eso tenemos la obligación y la
responsabilidad de encauzar el desarrollo de estas técnicas para que se
utilicen para el beneficio de la Humanidad, y no para abusar de las personas.
¿Hay
que trazar límites éticos?
Una persona en mi situación, que ve venir lo que viene,
tiene la responsabilidad de levantarse y decir: señores, tenemos que hacer algo
y si no lo hacemos nos va a traer problemas sociales. Estas técnicas van a
tener tanto poder como para leer o interferir en la mente humana. Hay que
utilizarlas sólo para el beneficio de la gente.
¿Y
han encontrado ya la manera?
Hemos copiado el modelo de la medicina. Cómo ha sabido
encauzar el desarrollo del conocimiento del cuerpo humano y las técnicas para
manipular el cuerpo humano y utilizarlas sólo para el beneficio de los
pacientes, el famoso juramento hipocrático: no hagas daño.
Bueno,
hubo sombras con los experimentos nazis.
Pero son la excepción que confirma la regla. Lo que me
impresiona es que estas reglas éticas se han respetado en todas las culturas,
en los últimos 2.000 años, independientemente de los sistemas políticos y están
adoptadas como propias por toda la población de la Humanidad. La gente va a al
médico sabiendo que les va a ayudar, no pensando que se van a aprovechar de
ellos. ¿Por qué no podemos tener algo parecido en la neurotecnología o la
inteligencia artificial (IA)?
Justo
este campo trata de imitar al cerebro, pero usted dice que no sabemos cómo
funciona. ¿Qué está imitando la IA?
Yo a veces me río cuando hablamos de inteligencia
artificial, ¡si no sabemos qué es la inteligencia natural! Es como una metáfora
de una metáfora. Cuando hablamos de inteligencia... ¿qué es eso? Hay una nube
de humo. Más que de inteligencia artificial yo hablaría de algoritmos de
optimización, que algunos están basados en los modelos de circuitos neuronales
de los años 60. Están imitando algo que ya hemos descartado en la neurociencia.
Y, a pesar de todo, les ha estado funcionando muy bien. Lo lógico es que cuanto
más aprendamos sobre cerebro, mejor van a funcionar los algoritmos del machine
learning, porque serán mucho más efectivos.
¿Como
por ejemplo?
Hay un problema que la naturaleza ha solucionado muy bien
que es el gasto energético de computar. Los cerebros gastan poquísima energía.
Y computan cosas muy complejas. Las supercomputadoras pueden computar estos
problemas, pero necesitan una central eléctrica para mantenerse activas.
Hay
quien compara el cerebro humano con una gran computadora...
El cerebro es una máquina de Turing biológica. Lleva 600
millones de años preparando algoritmos biológicos. Y es posible que sean mucho
más complejos que los que procesa la computadora más compleja. «Son las selvas
impenetrables donde muchos investigadores se han perdido», decía Ramón y
Cajal.. y se refería a él mismo.
Cajal
fue el primero en describir una neurona. Pero ustedes no quieren ver un solo
píxel de la pantalla, quieren ver la película entera.
Eso es. Dentro de cinco años seremos capaces de leer la
actividad de 50.000 neuronas al tiempo, eso supone poder registrar el cerebro
completo de algunos invertebrados; en 10 años podremos hacer lo mismo con cerca
de un millón de neuronas, es decir, el tamaño del cerebro completo del mamífero
más pequeño del mundo, el de la musaraña etrusca. Y en 15 años podremos leer
grandes trozos de cerebros humanos involucrados en enfermedades como la
esquizofrenia. Después, aprenderemos a manipular esos cerebros humanos para
puentear los fallos que provocan las visiones esquizoides para arreglar este
tipo de enfermedades mentales.
¿Y
se podrá algún día mejorar la inteligencia de un cerebro humano?
Sinceramente, no sé qué es la inteligencia. Pero, estoy
seguro de que podremos cambiar el funcionamiento del cerebro humano. Y lo
estamos haciendo ya con animales. De una manera externa estamos cambiando los
patrones de comportamiento de los animales a base de estimularles ciertas
neuronas en determinados momentos. Esto lo estamos haciendo con ratones hoy en
mi laboratorio. El ser humano es otro mamífero, así que si se puede hacer en un
ratón hoy, seguro que se puede hacer con un humano en el futuro.
¿Y
hasta donde se podrá llegar?
Digamos que estamos abriendo las puertas por primera vez en
la historia hacia una tecnología que permitirá modificar el libre albedrío de
las personas. Igual que hay correctores de textos en nuestros teléfonos móviles
que terminan las palabras que escribimos, podremos decidir hacia dónde va un
pensamiento humano, terminar una idea, modificando la actividad del cerebro sin
técnicas invasivas, quizá con un casco o una red situada sobre nuestra cabeza.
Usted
trabaja en el edificio contiguo a donde se creó el proyecto Manhattan. Haciendo
un paralelismo con el proyecto Brain, ¿usted quien sería, Von Newman, Bohr,
Oppenheimer..?
A mí lo que más me estimula no es que mis colegas de Física
hicieran la bomba atómica, sino que ellos fueron los que iniciaron la
regulación de la energía atómica. Ahí es donde dieron su valor humano, no sólo
inventaron un mundo nuevo, sino que avisaron a la gente de que había que
controlarlo. Es la lección que me llevo. Y cada vez que voy a trabajar y paso
por delante de ese edificio es imposible no darme cuenta de que nosotros
podemos hacer algo que puede ayudar a la humanidad, pero que también puede ser
utilizado para abusar con estas tecnologías.
Cuando
tuvo la idea inicial, sus colegas se le tiraron al cuello. ¿Y si no se logra el
objetivo?
La propuesta que le hicimos al presidente Obama era poder
registrar la actividad de todas y cada una de las neuronas de un sistema
nervioso en animales. El presidente Obama amplió el proyecto e incluyó a los
humanos. Yo no creo que vayamos a poder registrar toda la actividad de todas
las neuronas del cerebro humano en 15 años. Pero sí registraremos la actividad
completa del cerebro de un animal. Y esto lo hemos hecho ya en la Hydra
vulgaris [un cnidario semejante a una medusa]. Para mí, éste es el objetivo.
¿Y
no teme a las críticas de los colegas si no logra hacerlo en humanos?
En eso me ha ayudado ser español, por el no achantarnos que
tenemos los españoles. A los colegas que se achicaban con las críticas yo les
decía: 'Chicos, esto no es nada, en mi país, la gente corre delante de los
toros. Que te tiren dardos envenenados en una confe-rencia, eso nos resbala'.
Brain
reparte dinero del contribuyente de EEUU por cientos de laboratorios de todo el
mundo. ¿No es extraño que un presidente tan proteccionista como Trump permita
esto?
Quizá en esto me vino bien ser de otro país. Yo estaba en la
primera reunión donde se repartió el dinero, y llegó una petición de Suiza que
se había calificado científicamente como muy válida. Un administrador dijo:
'Señores, éste es dinero del contribuyente americano, ¿por qué vamos a darle
dinero a los suizos?'. Yo le dije que Brain es un proyecto diseñado no para
EEUU, sino para toda la Humanidad. Y ahora el 20% de los laboratorios del
proyecto Brain están en el extranjero, en Europa, en Australia, en Israel...
Estados Unidos es mucho más que su presidente. El grifo del dinero no lo tiene
el presidente, como en Europa, sino el Congreso. Diga lo que diga Trump, ellos
siguen dando dinero. Están tan entusiasmados que en el último presupuesto del
proyecto Brain el Senado dio más dinero del que se había pedido. Imagínate en
qué situación en la vida pides 10 euros y te dan 15.
¿Hay
otra cultura, otro interés por la ciencia?
En Columbia, todos los estudiantes pasan un curso y medio
leyendo a los clásicos para aprender a pensar y están obligados a tomar un
curso de introducción a la ciencia donde les enseñamos los grandes momentos de
la ciencia en la Historia: física de partículas, cuántica, biología, química...
Y esto lo tienen que estudiar independientemente de si van a estudiar Medicina
o Historia del Arte.
Un
profesor de Historia de la Ciencia de una universidad madrileña cuenta que la
mayoría de los alumnos de cuarto curso de Biología no son capaces de nombrar a
tres grandes científicos españoles...
Me da pena escuchar esto, porque refleja el descuido
tradicional de la sociedad española por la ciencia, que es algo totalmente
injusto y que hay que corregir. No podemos ser un país de primera si no tenemos
una ciencia de primera. La ciencia es el motor del progreso y de la Humanidad.
No es sano tener una sociedad puntera si no tiene una ciencia puntera.
¿Si
se va Cristiano del Real Madrid?
¡Ay! ¡Qué desastre! -dice entre carcajadas- Bueno será una
oportunidad para una nueva generación. Lleva ya mucho tiempo... yo vería bien
que entre gente joven. Que inviertan el dinero que saquen por Cristiano en la
cantera.
MIGUEL G. CORRAL Madrid FOTOGRAFÍAS: JOSÉ AYM7 jul. 2018 00:59
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