La alexitimia designa la incapacidad de hacer o corresponder las acciones con las emociones, así como también otras características sintomáticas que se asocian a ella, definidas por la clínica médica. Es ésta una entidad nosográfica que describe rasgos de personalidad a partir del tratamiento de enfermedades psicosomáticas, así como de adicciones y depresión, sin dejar fuera los trastornos de las conductas alimentarias de una población más amplia, lo que le da una dimensión trascendente para el ámbito psicológico en su perspectiva preventiva.
Las manifestaciones alexitímicas nucleares son
cuatro, según explica Pedinielli (1992) en una de las primeras obras aparecidas
en francés sobre la cuestión:
1.
La incapacidad para expresar
verdaderamente las emociones o los sentimientos.
2.
La limitación de la vida imaginaria.
3.
La tendencia a recurrir a la acción
para evitar y solucionar los conflictos.
4.
La descripción detallada de los
hechos, de los síntomas físicos, actividad del pensamiento orientada hacia
preocupaciones concretas.
La alexitimia tiene como factor central un
problema de la función simbólica, es decir, la incapacidad para expresar la
dimensión inconsciente en palabras, ensueños y fantasías. Por estas características,
es solamente a través de la somatización como el sujeto (d)enuncia y puede
dejar aparecer su estado emocional.
El término alexitimia es un acrónimo formado a partir de las raíces de las
palabras griegas α- (a-): 'a' restrictiva, es decir, "no"; λέξις
(lexis): "habla/palabra" y θυμός (zümós): "emoción/mente".
El sustantivo λέξις a su vez proviene del verbo λέγω, que significa
"leer". La alexitimia tiene el sentido, pues, de "incapacidad
para leer o expresar los sentimientos".[1]
Se trata de un trastorno
mental muy extendido entre la población: afecta a una de cada siete personas.
En particular, la alexitimia se manifiesta en el 85% de los afectados por trastornos del espectro autista.[2][3]
Aunque se trata de un padecimiento descrito
generalmente en la literatura especializada como de carácter psicológico, los neurólogos han observado en los pacientes
alexitímicos, anomalías en una zona cerebral cuya función sería la de vincular
el crisol de las emociones con la zona que toma conocimiento de estas
emociones, las analiza y las formula. Los que padecen el daño, en lugar de
mostrar una actividad cerebral adaptada a la intensidad emotiva de la
situación, como es el caso normal, manifiestan una actividad o demasiado débil
o demasiado intensa, que perturba la apreciación justa de la experiencia
emocional.
Causas
La alexitimia se
caracteriza por una deficiente 'mentalización' de las emociones:[4] las sensaciones
corporales aparecen escasa o nulamente asociadas a estados mentales. Es
verosímil que sus causas hayan de buscarse en los primeros años de la infancia. El niño pequeño,
que no posee todavía estados mentales jerarquizados y asociados a conceptos o
palabras, aborda el mundo de las emociones por intermedio de su cuerpo. En un estado posterior, los
sentimientos de deseo o de cólera
se manifiestan también mediante sensaciones somáticas. Más tarde, llega la edad
en que resulta necesario ordenar ese conjunto de sensaciones orgánicas en un
todo coherente, aprender que los otros experimentan cosas parecidas y encontrar
un código común para identificarlas, tanto en uno mismo como en los demás, para
poder convertirse en un ser social y
reflexivo. Los padres desempeñan un papel importante en esta evolución
canalizando con sus palabras las sensaciones físicas hacia la mentalización,
esto es, hacia la adscripción de etiquetas a esas sensaciones, que servirán
para identificarlas y comunicarlas. Estos intercambios lingüísticos es probable
que sean determinantes para la formación de amplios repertorios de sensaciones
asociadas a palabras o a pensamientos.
También a su vez, quienes padecen de Alexitimia
mantienen una posición agresiva hacia su entorno pero más aún hacia ellos
mismos, ya que al no poder verbalizar sus sentimientos tienen la tendencia a
sentirse inútiles y anhedónicos, también algunos lo representan con narcisismo
laboral, en la que nadie en su trabajo es mejor, tendencia a ser dictador, se
hace intimidar con sus pares.
En el cerebro infantil,
la información pasa desde los centros de percepción de las emociones (el sistema límbico) hasta los centros de
categorización, de reflexión, de lenguaje y de
percepción auditiva (la corteza).
Si los padres, por una razón cualquiera (depresión, personalidad frágil, inestabilidad
emocional o incluso alexitimia) no le aportan al niño suficientes indicaciones
verbales sobre las emociones que experimenta, este puede encontrarse falto de
palabras, reflejo de la pobreza de sentimientos identificados.
Es probable que más adelante se refiera
sistemáticamente a sus sensaciones corporales, sin lograr que la sensación
tenga acceso al nivel de los estados mentales, del córtex, del lenguaje,
muchas veces es asintomático a pesadillas ya que el individuo no sabe
reaccionar a sentimientos diarios y el cuerpo reacciona de forma conjunta a un
mal dormir.
La alexitimia es un constructo hipotético que
puede describirse como la dificultad para verbalizar estados afectivos y
diferenciarlos de sensaciones corporales; falta de capacidad introspectiva, y
tendencia al conformismo social y a las conductas de acción frente a
situaciones conflictivas (R. Sivak, 1997). La alexitimia, es inicialmente
observada en pacientes con trastornos psicosomáticos, en la actualidad se le
relaciona con toxicomanías, trastornos de la conducta alimentaria, psicopatías
y estrés postraumático, y constituye un factor de vulnerabilidad somática
frente a situaciones de sobrecarga psíquica.
En la década de los 1970, P. Sifneos y J.
Nemiah, observaron en pacientes psicosomáticos una dificultad para expresar sus
estados afectivos con palabras, así como para diferenciar sensaciones
corporales de afectos. Lo consideraron una perturbación cognitivo–afectiva, que
denominaron alexitimia (del griego a: “falta”; lexis: “palabra”, thymos:
“afecto”), que significa literalmente “ausencia de verbalización de afectos”.
Se refiere a un estilo cognitivo caracterizado por inhabilidad para verbalizar
sentimientos y discriminarlos, por el cual el sujeto presenta una tendencia a
la acción frente a situaciones conflictivas.
Otra de sus causas podrían ser traumas. Fuente Wikipedia
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